miércoles, marzo 16, 2011

THE DOORS EN EL AUDITORIO NACIONAL


Tenia mucha ansiedad de ver a Robbie Krieger, para deleitarme con una demostración de cómo usar el slide, tanto había oído de esa virtud y en los videos que podía apreciar en youtube me daba la sensación de que tenerlo en vivo y a todo color seria ver un talento pocas veces apreciado en los conteos de mejores músicos, pero mi desilusión fue demasiada al no verlo sobre el escenario en el auditorio nacional, lo que me llevo a poner énfasis en Ray Manzarek (otro músico de magnitudes históricas), y confirmé que ese teclado de sonido tan característico es el que ponía el sello en la banda Angelina, el talento de Bret Scalions era suficiente para llenar el hueco vocal que hacia falta para completar un ensamble nostálgico y evocador de una época dorada en el rock and roll. Sin embargo algo faltaba, no era la ausencia de Krieger que estuvo sustituida por un guitarrista que no llenaba las expectativas, (eso si, era cumplidor pero hasta ahí), no era la falta de una figura mas que emblemática para el inconsciente colectivo, ni la de un baterista de origen jazzistico, era algo mas, algo que se complementa con los años, con la cohesión de un puñado de personas que unen sus talentos en pro de una expresión que sobrepasa los cánones artísticos. La banda que estaba en el escenario esa noche no sonaba como uno esperaría, sonaba hasta cierto punto fuera de ritmo, poco ensayados. Uno podía darse cuenta con poner un poco de atención en los cambios, no parecía ser la mejor noche para ellos.

Grand funk sonaban mas embalados consigo mismos que dicho sea de paso traen un buen show y hacen rememorar la época sesentera de una gran manera y con gran energía, tal vez no sean los mas dotados en sus instrumentos pero se unen de una manera tal que hacen que suenen como una manada de elefantes, el bajo portentoso y percusivo, la guitarra efectiva y lista para tener un buen riff en justo momento, sin duda me sorprendieron bastante y me agradaron sobremanera.

Regresando al tema de las puertas, una de las cosas que rescato con gran admiración, es la sensación que tenia cada vez que veía al tecladista septuagenario, y es que no evitaba pensar en todo lo que había vivido, las experiencias por las que había pasado y todo lo que estuvo inmerso a su alrededor en sus años en la cima del entretenimiento; las borracheras con su agrupación, las horas en el estudio de grabación, las fiestas en el Studio 54, los viajes trasatlánticos, las peleas entre los demás miembros, las protestas antibélicas, toda una vida haba estado a sus pies y a su alrededor, algo que bien podría escribir dentro de sus memorias con solo recordar un breve periodo de existencia.

Pero cuando regrese a la realidad, estaba Alex Lora cantando Light My Fire, chale.

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