La puberiza que lo mismo escucha a The Strokes que a Panda se dio cita el 12 de abril en el ex salón 21 para ver a una buena propuesta de rockcito indie: Razorlight. Fue una buena y rockanrolera noche, desde la abridora “In the morning” hasta la cerradora “Rocknroll lies” pasando por los éxitos de la banda: “America” “Stumble and fall” “Somewhere else” “Golden touch”, etc. Jonny Borrell sabe que encanta a las chicas y haciendo uso de eso, salió al escenario con unos jeans blancos ajustadisimos y una camiseta de veinte pesos del mismo color, el resultado: todos en el recinto brincaban, gritaban y lanzaban al vocalista gritos desesperados para ver si se le ocurría voltear a verlos.
Los elementos de la noche fueron simples y sencillos para hacer de esa hora con quince minutos un gran espectáculo: cambios de guitarra a cada canción, teclados en otras, el ventilador sobre el baterista para favorecer el look, quitarse la camisa a mitad del concierto para mostrar el lavadero, y todo un público compuesto por niños “indies” de no más de 25 años peinados y vestidos igual para demostrar que se es parte de un estilo musical con sólo llevar puesto un saquito, vans y cortes de cabello desiguales.
Parecía que le iba a costar un poco a la banda sacar adelante el show, no por el público (ellos estaban en la bolsa desde antes que empezara) sino por la calidad interpretativa de estos británicos, ya que empezaron y se sentía que algo faltaba, ese feeling y entrega que hacen que toda banda luzca (por mas feo que se toque), pero conforme transcurrían los minutos se fue produciendo una especie de crescendo en ese sentido hasta que por ahí del ultimo bloque de canciones se pudo ver lo que es capaz de hacer esta banda. Melodías bien ejecutadas, gran interacción con el público (aunque no tuvieran ni idea de lo que Borrell hablaba), momentos para jugar con las canciones, etc.
No creo que lleguen a ser una banda para conciertos masivos o incluso que llegue a convertirse en clásica, solo hacen bien su trabajo, aunque no sean los primeros ni los únicos en este estilo musical.
Los elementos de la noche fueron simples y sencillos para hacer de esa hora con quince minutos un gran espectáculo: cambios de guitarra a cada canción, teclados en otras, el ventilador sobre el baterista para favorecer el look, quitarse la camisa a mitad del concierto para mostrar el lavadero, y todo un público compuesto por niños “indies” de no más de 25 años peinados y vestidos igual para demostrar que se es parte de un estilo musical con sólo llevar puesto un saquito, vans y cortes de cabello desiguales.
Parecía que le iba a costar un poco a la banda sacar adelante el show, no por el público (ellos estaban en la bolsa desde antes que empezara) sino por la calidad interpretativa de estos británicos, ya que empezaron y se sentía que algo faltaba, ese feeling y entrega que hacen que toda banda luzca (por mas feo que se toque), pero conforme transcurrían los minutos se fue produciendo una especie de crescendo en ese sentido hasta que por ahí del ultimo bloque de canciones se pudo ver lo que es capaz de hacer esta banda. Melodías bien ejecutadas, gran interacción con el público (aunque no tuvieran ni idea de lo que Borrell hablaba), momentos para jugar con las canciones, etc.
No creo que lleguen a ser una banda para conciertos masivos o incluso que llegue a convertirse en clásica, solo hacen bien su trabajo, aunque no sean los primeros ni los únicos en este estilo musical.
Gracias a Ibero 90.9 por el obsequio de los boletos.
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